Pequeña pero multinacional es la baza de Pactur.

Premio Mascagni a Pactur.

Una pequeña empresa desde corazon artesano y el vocación industrial. Es la seña de identidad de Pactur, que fabrica y comercializa máquinas automáticas para el envasado en film termorretráctil en todo el mundo.

Fundada en 1986 por andrea turra, hoy Pactur es liderada por Paola Dozza, quien se incorporó hace 25 años con una licenciatura en idiomas y es la nuda dueña de la empresa desde hace dos años.

Texto de la entrevista de Resto del Carlino tras la entrega del Premio Mascagni a Pactur:

Dozza, ¿cómo sobrevivir con diez empleados en un Packaging Valley formado por gigantes?

«Ofreciendo un servicio que otros no pueden ofrecer: máquinas listas para recubrir cualquier cosa. Los clientes llegan aquí con un objeto, nos dicen 'tengo que empaquetarlo', ya partir de ese momento su problema se convierte en nuestro problema».

Aquí, ¿qué estás empacando?

“Es imposible hacer una lista verdaderamente exhaustiva. De la alimentación a los productos gráficos, de los componentes de automoción a la cosmética… de las formas regulares a las más anómalas».

y las cantidades? Ellos también contarán.

«Tenemos pequeñas máquinas manuales, prácticamente estándar, y plantas complejas capaces de envasar productos que salen de una línea de producción. De hecho, esta flexibilidad ha sido una de las dos claves de nuestro éxito desde el principio».

¿Y el otro?

«Desde un principio, el fundador, Andrea Turra, tuvo la intuición de mirar hacia el exterior, para no estar atado a un solo mercado nacional ya un solo tipo de producto. En los años de la globalización y, luego, en los más recientes de la gran crisis, esa elección resultó ser nuestra salvación".

Para eso, en cierto momento, llegó ella, una licenciada en idiomas muy joven.

«Como estudiante nunca pensé en enseñar, ni en ser traductor: mi sueño era saber idiomas para poder explicar a la mayor cantidad de gente posible lo que estaba tratando».

Para sobrevivir en el extranjero habrá buscado tanto a subcontratistas como a clientes...

“Nunca, y nunca lo haré. Verá, una pequeña empresa como la nuestra no puede competir en cantidad o precio. Tenemos que centrarnos en la profesionalidad, la calidad, el diseño y, por eso, seguimos haciendo todo por nuestra cuenta, desde el diseño hasta las pruebas finales. Para nosotros, el extranjero es la empresa que pinta nuestra chapa a pocos kilómetros de aquí: uno de esos raros trabajos para los que nos encomendamos al exterior».

¿Las últimas noticias?

«Desde hace unos años hemos ampliado nuestra gama abriéndonos a las máquinas retractiladoras: un tipo particular de envase que no requiere un cierre total, como ocurre, por ejemplo, con los envases de agua».

¿Y el futuro?

“Toma el mapa del mundo y agrega banderas. Continuar ofreciendo la solución ideal a los clientes que no la habían encontrado hasta entonces".